Las personas que trabajaron para la construcción del estadio tuvieron que tirar miles de carros cargados de tierra, gravilla y arena para rellenar el lugar, tapando las superficies cubiertas de agua y barro. En 1928 se decidió comenzar a construir un nuevo estadio deportivo. Igualados en puntos, los clubes jugaron la revancha en el Estadio Nacional de Chile, donde los Diablos Rojos triunfaron por 1-0 con un gol del uruguayo Ricardo Pavoni de penal en el primer tiempo.