Dicho partido lo ganó 2-0, y de esta manera se consagró campeón dándose el gusto de dar la vuelta olímpica en el estadio de su eterno rival, ante solo 15.000 hinchas locales (algo muy inusual en un clásico de Avellaneda), que descendía a la «B» por primera vez. Ya el entrenador -a la vez jugador- era Adolfo Pedernera, ante la salida de Aldabe. En efecto, el 22 de diciembre de 1983, Independiente salió campeón viviendo un hecho único, histórico y memorable en la historia del club y también del fútbol argentino; el equipo rojo, que estaba primero con diferencia de un punto con respecto a San Lorenzo y Ferro Carril Oeste, jugó el último partido del Metropolitano contra su clásico rival Racing Club, que había descendido.