Los empleados de menor edad del incipiente club Maipú pagaban su cuota social de 50 centavos mensuales, como el resto de sus compañeros, pero a diferencia de ellos no podían jugar, solo presenciar los partidos. Maipú Banfield, que intervenía en torneos con otras firmas comerciales o en simples desafíos. Esta situación provocó que los chicos se reunieran en un bar cerca de dicha tienda, comprar camisetas de futbol baratas con el fin de tomar una decisión que los reivindicara.