La directiva contrató entonces a Antoni Ramallets, que acababa de retirarse y aceptó debutar como entrenador dirigiendo al conjunto blanquivioleta, que tenía como objetivo mantener la categoría. O a Helenio Herrera, uno de los ilustres del fútbol mundial, quien entrenó al Deportivo apenas unos meses en la década de los años 1950, el tiempo suficiente para salvar al club del descenso de categoría.