Este estadio sufrió un fuerte incendio la madrugada del 4 de agosto de 1923 que destruyó completamente sus instalaciones de madera, equipaciones de futbol baratas las cuales en pocos meses fueron reconstruidas. Se priorizó la compra definitiva de este terreno para permanecer en el mismo sitio que los acogía desde 1911, pero las condiciones de los propietarios fueron inaceptables y el monto pedido era impagable, con lo cual quedó firmada la sentencia de desalojo.